sábado, 26 de diciembre de 2009

Disco Orfeón: La mitología sale a bailar viernes y sábados por la noche. Parte IV. La Sociedad Orfeón.


Una noche en la Disco, 130 años después de la creación de ese edificio.

Para la Real Academia Española, la Sociedad Orfeón es una compañía de cantantes en coro, sin instrumentos que la acompañen. Su nombre deriva de la inventiva del pedagogo francés Louis Guillaume Bocquillon (1781 – 1842) para designar los coros masculinos de estudiantes y obreros que organizó como asociaciones corales recreativas y culturales desde 1830.
Los antecedentes de este movimiento coral se encuentran en los antiguos festivales de competición desarrollados en Inglaterra y en los Liedertaferl alemanes, fundados en 1809. El movimiento orfeonístico se desarrolló en España desde 1845. Más tarde, aparecieron voces femeninas.
En aquél primitivo teatro que tuvo Mercedes, allá por 1860, la Sociedad Orfeón realizó brillantes espectáculos y, gracias a los participantes de esta organización, Mercedes contaba con la visita de las mejores compañías del teatro lírico italiano que actuaban en el país.
Con el tiempo, el primer teatro mercedino se fue abandonando y se lo cerró a mediados de 1876. Luego de la construcción del bellísimo cabildo construido en 1868, por lo que, el modesto teatro de chapas y tirantes era demasiado humilde para las pretensiones que tenía la ciudad y el salón del nuevo edificio municipal fue el anfitrión de las pantomimas.
El Juez de Paz y presidente de la Municipalidad de Mercedes, Dr. José Higinio Solveyra, presentó un proyecto de resolución para que se declare la caducidad del viejo teatro y se construyera uno nuevo y la Sociedad Orfeón era el reducto donde se habían refugiado los incipientes artistas mercedinos.

Disco Orfeón: La mitología sale a bailar viernes y sábados por la noche. Parte III. La primera función.

El primer teatro tuvo en su fiesta inaugural la obra “Traidor, inconfeso y mártir”, de Zorrilla. Los actores, algo por debajo de medianos, eran un andaluz cerrado apellidado Cardoso y estaba acompañado por López, Ovesten, espada y dos damas. A pesar de los escasos recursos que suministraban una técnica rudimentaria y un teatro tan modesto, la composición fue ampliamente celebrada.
Cuenta Roberto Tamagno¬ en su libro Del viejo Mercedes que “las niñas, por modestia, no se atrevían a actuar en las tablas, causa que obstaculizó la formación de cuadros de aficionados. Uno de los vecinos más entusiastas y animosos, don Felipe Picot, más tarde cónsul argentino en Burdeos, consiguió cumplir esta aspiración. Solo se atrevieron con obras en que no figuraban mujeres, pero alentados por el éxito, pusieron en escena la segunda parte de Don Juan Tenorio”.
La obra necesitaba de una mujer para recrear a la estatua de doña Inés. Este papel lo encarnó el jóven Augusto Móres, cuya figura diminuta se prestaba para la caracterización femenina.
Durante 15 años fue ese tablado una avanzada del arte y de la civilización de la pampa, como muchas cosas que hubo en la Villa de Mercedes, luego llamada Ciudad.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Fútbol Solidario. Más info.

Entradas anticipadas en todas las farmacias de Mercedes y en Net computación (27 y 28). En Suipacha: Stella Maris Monteleone, calle Balcarce y Jujuy.

Valor de las entradas anticipadas: General $5 - Platea $10

Valor de las entradas en el estadio:: General $10 - Platea $15

jueves, 17 de diciembre de 2009

Futbol Solidario, edición 2009

Será el próximo martes 22 de diciembre a beneficio de la Comisión Permanente de Ayuda a la Donación de Órganos (COPADO), la Escuela Nº 13 y el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Mercedes

*El siguiente listado contiene personalidades que ya han confirmado su presencia, la misma será actualizada una vez aseguradas las asistencias.

Más info en: http://www.noticiasmercedinas.com/091217solidario.htm

Legión Mercedina (profesionales nacidos en la ciudad)

Fernando Moner (Súper 8 San Lorenzo), Emanuel Culio (CFR Cluj, Rumania), Cristian Biglia (Brown de Adrogue), Santiago Malano (Racing Club), Federico Malano (River, Uruguay), Martín Minadevino (Joinville Esporte Club de Brasil), Matías Silvestre (Catania, Italia), Lucas Montero (jugó en Italia, ahora en Flandria), Colo Dematei (Atlético Tucumán), Alejandro Calabria (Frandria), Alejandro Simeonato (ex San Lorenzo), Marcelo Simeonato (ex Huracán y corredor de autos), Rodrigo Gauna (ex Deportivo Wanka de Perú, también jugador del fútbol chino), Juan Ignacio Gauna (Liga del Interior), “Toto” Etchegaray (corredor de autos y técnico)

Invitados Especiales

Juanqui Jurado (Fox Sports), Ariel Franetovich (Ministro Asuntos Agrarios de la Provincia), Ignacio Crotto (Secretario de Turismo de la Provincia), Alejandro Domínguez (Secretario de Deportes de la Provincia), Chino Tapia (Sub Secretario de Deportes de la Provincia), Aníbal Pitelli (Intendente de Chivilcoy), Román Sivori (cantante El Original), José García (ganador Operación Triunfo), Qiro (cantante junto a Dalma Maradona), Darío Lopilato (actor), Guillermo Vera (TV Azteca), Rodolfo Principi (Director del Hospital Blas L. Dubarry), Sergio López (Secretario de Gobierno), Marcelo Gorosito (AJB, Subsecretario de Economía de la Municipalidad), Martín Boragno (Director de Prensa de la Municipalidad), Juan Ferrandis (valla menos vencida en el fútbol local), Marcos Dipalma (corredor de autos)

Jugadores Invitados

El plantel del Super 8 de San Lorenzo de Almagro, Lucas Castroman (Racing Club).Fernando Redondo (Súper 8 Argentinos Juniors), Darío Scotto (Súper 8 Argentinos Juniors), Leonel Gancedo (Súper 8 Argentinos Juniors), Rodolfo Graied (Lanús)

Jueces

Arbitro: Javier Castrilli (ex árbitro), Línea 1: Ramiro Picone (arbitro en la Liga Mercedina), Línea 2: Gustavo Sacanino (Responsable de las cat. Infantiles C. Comunicaciones)

Conducción del evento

La “tota” Santillán (conductor de tv) y Diego Marú (locutor oficial de la Municipalidad)

Cronograma de actividades

12: 00: Apertura del Estadio de la Liga Mercedina de Fútbol.
13:00: Comienzo de las actividades con un Torneo “Copa Disco” entre 4 clubes de la ciudad: Ateneo, Comunicaciones, Unión y Vélez.
15:00: Exhibición de Tenis a cargo de los profesores del Centro de Desarrollo del Tenis, Mauricio Pisonni y Hernán Recaldoni.
16:00: Ceremonia de presentación del partido principal y entrega de presentes.
16:30: Comienzo del triangular, “Copa Municipalidad de Mercedes”: Legión Mercedina, Jugadores Invitados y Artistas Invitados.
18:30: Premiación, también entregaremos la copa del preliminar.
19:00: Actuación Especial de José García, ganador de Operación Triunfo (2º edición)
20:00: Espectáculo de Fuegos Artificiales.
20:30: Fin de las actividades programadas.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Disco Orfeón: La mitología sale a bailar viernes y sábados por la noche. Parte II. Se necesita un teatro.


Casi 130 años después de haberse creado el edificio del Teatro Orfeón, vuelve a abrir sus puertas con ese nombre, con otro destino, pero con el fin de entretener a la comunidad.

Cuenta Roberto Tamagno en su libro Del viejo Mercedes que la batalla de Pavón de 1861 produjo un gran crecimiento en la Villa de Mercedes (en 1865 es declarada ciudad) y, entre otras, surge la necesidad de crear un tablado, un teatro.
El 28 de noviembre de 1861 la Honorable Corporación Municipal consideró la solicitud de construir un terreno para construir un teatro por una sociedad anónima y acordó “que esté lleno el número de accionistas y se les extienda la respectiva escritura de propiedad de un solar ubicado a tres cuadras al Nord-Oeste de la plaza principal, compuesto de cincuenta varas de frente por cuarenta de fondo”.
Clodomiro Villafañe fue el encargado de llevar adelante la construcción del teatro y lo logró con creces, a pesar de que todos esperaban su fracaso. Un armazón de madera con revestimiento de zinc fue el primer escenario. La flamante morada artística se encontraba en 28 (llamada Del Pilar en ese entonces) entre 31 (San Isidro) y 33 (Chivilcoy) y se inauguró la noche del 9 de julio de 1862.
La concurrencia fue extraordinaria, la temporada se cubrió con creces. El aspecto externo mostraba una precariedad que hoy sería imposible de habilitar: un gran galpón de zinc, decorado con gallardetes y banderas que demostraban que su destino no era el de almacenar frutos. La iluminación era muy precaria, lograda con candiles de aceite y velas de sebo que producían un olor poco agradable.
La platea estaba repleta de concurrencia masculina y en los palcos, hechos de tirantillos y cubiertos con lienzos azules y blancos, tomaban posiciones las matronas y sus niñas, con amplio escote y brazos descubiertos.

Disco Orfeón: La mitología sale a bailar viernes y sábados por la noche. Parte I. Quién fue Orfeo.

La ópera Orfeo, del italiano Claudio Monteverde, fue creada en 1607 y se compone de cinco actos. El libreto fue escrito por Striggio y estrenada en Mantua, una provincia italiana, situada en la región de Lombardía. El drama Orfeo fue compuesto por encargo del duque de Gonzaga para ser representado en las fiestas de carnaval y combinaba treinta y seis instrumentos.
Monteverde se inspiró en quien fuera el hijo de Eagro y la ninfa Calíope. Orfeo fue célebre por su gran talento para las artes musicales. Acompañó a los Argonautas en su expedición al mar Negro y logró con los acordes de su lira (instrumento inventado por él, compuesto por varias tensas en un marco, que se pulsaban con ambas manos) adormecer al dragón que guardaba el vellocino de oro (vellón del carnero alado, sobre el que Hele y Frixo consiguieron salvarse de ser sacrificados por su padre. Frixo fue acogido por el rey Eetes y, como agradecimiento, sacrificó a Zeus el carnero y ofreció el vellocino, que era de oro).
Orfeo nunca superó la muerte de su esposa Eurídice y descendió a los infiernos y consiguió que Plutón se la devuelva, pero con la condición de que marchara delante de ella sin mirarla hasta llegar a la Tierra. Orfeo no resistió la tentación y la perdió para siempre. Luego, la fidelidad que tenía sobre su mujer, hizo que rechazara a todas las otras mujeres quienes, en venganza, lo mataron haciéndolo pedazos.



viernes, 27 de noviembre de 2009

El prostíbulo de 36 y 45, la otra Alegría del barrio y Santos Laya, cuchillero solucionador.

El barrio del Sapo y el de la Alegría rivalizaban mucho en los finales del siglo XIX y los principios del XX. El primero tenía los dos prostíbulos más importantes de la ciudad, mientras que el otro también tenía el suyo y estaba en la esquina de 36 y 45, con entrada por esta última. Estuvo en funciones hasta 1912 y era conocido como la casa de Gireau.
La particularidad que tenía este prostíbulo era que cuando había “diferencias” entre algunos de los concurrentes, estos se solucionaban en el baldío de enfrente o en un boliche con el que hacía cruz. Este bar era un lugar propicio para que los hombres dejaran sus dagas, facones o revólveres, ya que con ellos no podían entrar a la casa pública.
El encargado de cuidar el prostíbulo fue, durante años, un sargento de la Policía, quien palpaba sin excepción a todos de armas en la puerta, cosa que disgustaba a muchos criollos, en especial a uno de apellido Benítez, quien una vez disimuló el cuchillo en la manga y en el instante de ser palpado mató de una feroz puñalada al sargento.
Don José Santos Laya era el dueño de la pulpería que se encontraba frente al prostíbulo. Laya era un español de cuerpo menudo que resultó ser un cuchillero hábil y temerario. En las casas de tolerancia el órgano, la guitarra y el canto se usaban como diversión. Obviamente, el tango no faltaba nunca, con corte y quebrada, siempre generador de líos que se arreglaban en el baldío de enfrente o en lo de Santos Laya. Cuando la pelea se complicaba, el pulpero saltaba el mostrador, cuchillo en mano y peleaba con gusto para que el altercado entre esos hombres termine en los mejores términos posibles y el derramamiento de sangre se pueda evitar. Aunque eran entreveros que terminaban con tajazos y puntazos, no faltó algún difunto tampoco, eran peleas que Santos Laya los resolvía sin problemas para mantener la tranquilidad de su bar.

El velorio del angelito, La Alegría del barrio. Segunda parte. Las lloronas y los fantasmas.


Calle 37 esquina 38, donde Juan Fregossi le disparó al "perro" que se le apareció. Desde donde está ese tapial y hasta la casa que se observa, había un paredón y la cuadra que se ve, no existía.


En esta foto se puede apreciar la diferencia en el estilo del asfaltado, lo que indica que no se hicieron en la misma época.

No sólo era alegría el velorio del niño muerto, sino que también había que demostrar un poco de dolor, y para eso estaban las lloronas. Estas mujeres, por unos pocos pesos, cumplían con su misión específica y con lamentos invitaban a todos los presentes a acompañarlas en sus ruegos y sus llantos.
En las noches de velorio, en el barrio La Alegría solía aparecer por la calle 34 un fantasma de figura delgada, de aproximadamente metro ochenta de estatura, vestido de negro desde sus zapatos hasta el sombrero, un tanto echado hacia delante como para ocultar su rostro. En esa calle, entre 39 y 41, lo vieron una vez Eduardo Coudet, Alfredo Rudoni y Ernesto Suárez. Noches después, a pocas cuadras, en 36 y 37, José Peyruc y Raimundo Morales vieron una imagen parecida y, luego, Vicente Oreza se animó a formular la denuncia asegurando que también lo había advertido en la esquina de su negocio, en 34 y 41.
Nadie sabía lo que buscaba. Según cuenta Raúl Ortelli en su libro “La sangre en las esquinas y romances de la Guardia”, la aparición de fantasmas en esa zona de la ciudad era un tema que venía desde fines del siglo XIX. Si bien sucedió muchas veces entre 1918 y 1925, un diario mercedino narraba en sus crónicas la aparición de un personaje similar en 1895. Además, todos los que se lo encontraban en las cuadras de la ciudad esperaban ser asaltados y esto no ocurría. El personaje se aparecía ante los transeúntes y permanecía inmóvil, quieto, nada más que para asustar a quien tenía enfrente.
Otra de las características que tenía este fantasma era el de desaparecer con gran rapidez, sin hacer ruido ni dejar rastros. Una madrugada, Juan Loffiego llegó a la esquina de 30 y 37, donde estaba el viejo almacén de Don Dionisio Peyruc y se encontró con el fantasma. Loffiego decidió retroceder unos metros y luego, cuando volvió sobre sus pasos, el sujeto ya no estaba. Si bien no le pasó nada grave, Loffiego confesó que nunca más olvidó esa imagen.
Pero el fantasma podía tener forma de animal también. El ex empleado de la policía Juan Fregossi tuvo un extraño encuentro con un “perro” en la esquina de 37 y 38. Según Fregossi, “serían las dos de la mañana cuando llega a esa esquina en su caballo que, al espantarse, desmontó al jinete que, cuando miró fijo a ese monstruo que se le había acercado unos metros parado en dos patas le efectuó dos disparos. Fregossi corrió hacia su caballo, que estaba a unos ocho metros y, antes de montarlo, vio que el monstruo se le aproximaba otra vez. Entonces, le efectuó dos disparos más y se alejó a caballo del lugar. Treinta años después, Fregossi contaba por primera vez ese suceso, ya que nunca se había animado a hacerlo.

El velorio del angelito, La Alegría del barrio. Primera parte. ¿Qué es?

Fueron famosos los fantasmas y las viudas que aparecieron en el barrio La Alegría (ubicado en el rectángulo de calles 34 a 44 y 33 a 45) que asustaban a los mercedinos que andaban de noche por esa zona de la ciudad, en especial, en las manzanas comprendidas por las calles 39 y 41, 34 y 44. Estas historias ocurrieron en las primeras dos décadas del siglo XX hasta que el comisario Díaz Casado decidió desterrarlas para siempre prohibiéndolas porque eran fiestas de mal gusto.
El velorio del angelito es una reunión danzante que acostumbran realizar durante toda una noche, los padres de una criatura fallecida, toda vez que ella no fuese mayor de 10 años, en algunos lugares es menos, ya que hasta esa edad, la víctima es considerada inocente y libre de todo pecado. La creencia indica que el espíritu del niño ingresa al coro celestial y este es un motivo de regocijo para los padres que festejan el hecho con la reunión.
El cadáver se deposita sobre una mesa, que hace las veces de capilla ardiente, excesivamente alumbrado con velas de cera o cebo, previamente adornado con flores naturales o artificiales de múltiples colores. El techo de la vivienda, en la parte que cubre la ornamentación, es revestido con una sábana blanca a manera de cielo-raso, cubierto con pequeñas estrellitas hechas en papel dorado o plateado.
La encargada de preparar todo esto y mantener su cuidado durante la noche es la madrina del angelito. En cuanto al instrumento de música, se usa preferentemente el arpa, corriendo por cuenta del padrino la paga del servicio al igual que la bebida para invitar a los concurrentes. Como signo de despedida al ahijado, los últimos en bailar, ya al amanecer, son los padrinos y luego se dejan sentir las estrofas de la canción del angelito, motivo conmovedor en aires de alabanzas y bagualas, cantadas comúnmente por los mismos rezadores del lugar.
Al amanecer se recitan unos versos para "hacer volar al angelito" acompañados de Juegos de pirotecnia, tratando de no quemar las "alitas del angelito". La madre no debe llorar porque las mojaría y el fallecido no podrá volar para llegar al cielo.
En la actualidad está fuertemente arraigado en Santiago del Estero. El ataúd esta cubierto con un paño con flecos y a medida que van llegando a la Fiesta-Velorio en vez de expresar condolencias se acercan y hacen un nudo en alguno de los flecos del paño mientras piensa en un deseo que supuestamente "el angelito" llevará al cielo y abogará por el. En hogares muy pobres, el paño no existe y solo hay arriba de la cajita un manojo de hilos.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Si con San Juan el 24 no hay suerte, San Pedro, el 29, te da revancha.

La esquina de 23 y 18, donde se hacía la fogata de San Pedro. Enfrente, el inmueble donde estaba el almacén de Luis Alippi.

Para los cristianos, el 29 de junio es la fiesta de San Pedro y San Pablo, el primer Papa y el gran Apóstol de los Gentiles. Según la tradición, ambos fueron ejecutados al amanecer de ese día del año 67, por orden de Nerón. Pedro fue crucificado cabeza abajo, según su deseo, en la Colina Vaticana, porque consideró indigno morir como su maestro. Pablo fue conducido a Ostia, lugar próximo al río Tiber, y allí fue decapitado. Su cabeza al caer dio tres saltos, y del suelo brotaron otros tantos manantiales. Aún hoy los peregrinos que van por la Vía Ostiense se detienen allí para llevar agua de las fuentes milagrosas.
Según Eduardo Alizeri, en su libro “Reminiscencias mercedinas”, la más concurrida de las fogatas que ese día se realizaban en Mercedes era la de la esquina de 23 y 18, centro mismo del Barrio San Pedro, frente al almacén de Luis Alippi.
Este ritual cristiano asume una antigua tradición y en la noche más larga del año enciende la máxima luz de esperanza para los hombres, con el consecutivo alargue de los días y, en las mujeres, se renueva la esperanza de conseguir novio si con las cédulas de San Juan no tuvo suerte, ya que este festejo era muy concurrido y las chances de conocer gente se ampliaban.
En un lugar reservado del corralón del negocio se iban acumulando toda clase de cajones, maderas de distinto tamaño y todo otro elemento que fuese combustible y que cada vecino aportaba en la medida de sus posibilidades. Los trabajos de preparación de este tradicional festejo comenzaban un mes antes.
Lo más destacado de esta fogata era el gran muñeco de arpillera, con su cuerpo relleno de trapos, pajas, papeles, cohetes, sal en abundancia, petardos, etcétera y se le colocaba un saco grande, un sombrero y unos largos pantalones. Ya desde el día anterior a la quema se comenzaba a preparar la pirámide de gran altura, que hasta llegó a superar los seis metros. Desde lo alto de los edificios ubicados en las cuatro esquinas de la 23 y 18, se tendían cables y, en el cruce de estas construcciones, se colgaba el tan mentado muñeco o “Judas”.
Para la hora 22 estaba todo listo. La banda de música de la ciudad compartía su repertorio con todos los presentes y alegraba el ambiente, mientras que la usina se encargaba de anular la luz de ese sector de la ciudad, logrando que el fuego se viera a varias cuadras a la redonda. Los concurrentes realizaban juegos y tiraban cosas a la pirámide. Alguna vez se supo de un nieto que tiró el bastón de su abuelo, al que devolvieron en andas a su casa.
El momento cumbre era cuando las llamas alcanzaban al muñeco que, al griterío y a la música, se le sumaba el tiro de cohetes, produciendo mucha algarabía en la gente.
Terminada la combustión y cuando la pirámide y el muñeco ya eran escombros humeantes, los vecinos de la zona degustaban de los famosos y exquisitos “bollitos brasileros” que fabricaba Juan Hurley, que tenía su negocio cerca de donde se hacía la fogata.

¿Cómo ponerse de novio un 24 de junio? Los festejos de San Juan.

Según la creencia popular -de corte pagano- en las noches mágicas de los festejos de San Juan y San Pedro se produce la comunicación entre el mundo profano y el mundo sagrado. Estos hechos se manifiestan en humildes milagros: confraternizan ricos con pobres, se comparte la cena con desconocidos, las niñas sueñan con quien ha de desposarlas, y las viejas enseñan los ritos que curan el mal de ojo y el empacho, cuyo poder efectivo sólo entonces puede transmitirse.
El día de San Juan se festejaba la noche anterior al 24 de junio en una casa, donde un grupo de jóvenes se divertían jugando a las cédulas. Este juego se iniciaba cerca de las 22, con la preparación de dos grupos, uno de hombres y otro de mujeres, que esa noche han concurrido a esa casa. En papelitos se ponían los nombres de amigos y conocidos y se los metía en una caja.
Luego, se iban retirando cédula por cédula de esa caja en forma alternada, anotando qué nombres iban saliendo y poniéndolos en una lista, formando parejas que, en varias oportunidades, coincidían con la realidad y, entonces, los presentes les hacían chanzas.
Este manipuleo de papeles se lo hacía tres veces y, si se daba el caso de que al cabo de tres vueltas el resultado fuese la verdad del “noviazgo” o la “simpatía” que flotaba en el ambiente, se los colocaba primero y con letra distinta a los demás nombres de las parejas formadas. Al día siguiente, estas listas se publicaban en los diarios locales.
El número de cédulas, por lo general, era impar y, al formar parejas, sobraba alguna, que representaba al solterón o la solterona. El juego se repetía en las vísperas de San Pedro, la noche anterior al 29 de junio, con la diferencia de que las parejas ya formadas oficiaban de madrinas y padrinos de las que se iban a formar.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

La masacre del atrio de la Iglesia. Tercera parte. Muertos y heridos

Desde los balcones de La Recova se tiraron varios disparos durante la mañana del 8 de marzo de 1898. En la otra imagen se puede ver la cantidad de gente que había ese día en el atrio de la Iglesia (extraída del suplemento del bicentenario de la ciudad del diario La Hora -25/06/1952)

Ese 27 de marzo de 1898 los problemas empezaron bien temprano, a las 8 de la mañana. El presidente designado oficialmente era Don Damián Mones Ruiz, pero los partidos opositores se aliaron y nombraron para ese cargo a Don Isidoro “El oriental” López. Luego de desatado el inconveniente y las discusiones y las peleas de turno, cerca de las 11 de la mañana y previa consulta con la Jefatura de Policía, el comisario Coronel decidió, previo desalojo del lugar, designar a Mones Ruiz como jefe del comicio. Entonces, en ese momento, el opositor Don José C. Acosta (tres veces designado Intendente entre el 1 de enero de 1890 y el 31 de diciembre de 1892) subió a una silla y gritó: “¡Vivan los partidos unidos y populares!”
Luego de ese grito, el mitrista Dolores Flores empujó la mesa junto a la que estaba sentado y desde allí disparó sobre Acosta, hiriéndolo de muerte en el occipital. Enseguida se produjo el tiroteo. Cuando terminaron las descargas sobre el piso del atrio, el saldo era lamentable: Acosta estaba grave, el joven Hilario Otamendi, moribundo, producto de un trabucazo disparado por el peón municipal Rosa Carrizo y el joven José Coglan estaba muerto. Su cuerpo, herido por una bala de Remighton, había quedado doblado sobra la puerta que separaba la Iglesia de la casa-habitación del párroco.
Otamendi fue llevado en una camilla improvisada tres cuadras hasta un negocio ubicado en la esquina de 18 y 29. Allí llegó el doctor Justino Ojea, que lo revisó, pero no pudo salvar su vida.
Terminada la balacera y calmados un poco los ánimos, se realizó por la tarde el acto eleccionario en el Cabildo, pero esas elecciones fueron anuladas por el Gobierno, puesto que los partidos opositores se negaron a concurrir.
El informe realizado por los inspectores oculares arrojó como dato que había en el Atrio más de sesenta impactos. La causa fue fallada el 11 de noviembre de 1900 por el Doctor Rafael López Saubidet, con la actuación como secretario, del escribano Tomás Jofré, luego afamado penalista. Se absolvió a Flores, Carrizo y Coronel, entre otros. Se condenó a Cecilio Maldonado a dos años de prisión y, por abuso de armas y lesiones a dos años a los vigilantes Castro, Romero y Navarro junto a ocho guardianes más, que recuperaron pronto la libertad.
Así terminó esta historia, con tres muertos, numerosos heridos y muy pocos condenados.

La masacre en el atrio de la Iglesia. Segunda parte: Fraudes y avivadas en la votación.

La esquina de la 24 y 27. En teoría, donde está ese cantero circular, estaba el atrio de la vieja Iglesia, donde se produjeron los incidentes.

En las elecciones de finales del siglo XIX solían ocurrir cosas extrañas. Una de ellas era decirle al sufragante del partido opositor que la “papeleta” presentada no era la suya y que, por el contrario, era de algún muerto. Esto traía aparejadas largas discusiones entre el oficial de mesa y el dueño del documento. La libreta que se utilizaba para votar carecía de valor al no tener foto, por lo que, el impugnado volvía al atrio con su caudillo y un testigo para probar que era el dueño de ese documento.
Antes de la Ley Sáenz Peña, un individuo podía llegar a votar tres o cuatro veces con libretas de difuntos y para despistar, cambiaba su atuendo. En las elecciones de marzo de 1898, Javier Arce voto cuatro veces: una con su propia libreta y las tres restantes con la de muertos. Por otra parte, Don Prudencio Cascallar, antioficialista, contó que no le permitieron votar con el argumento de que él no era precisamente Cascallar, con el agravante de que el que lo impugnaba lo conocía muy bien y hasta eran parientes lejanos.
Otra historia de esas nefastas elecciones fue la de un hombre que, caminando por los techos de la Confitería de Raymúndez (24 y 29), donde durante más de medio siglo estuvo el Bar Capurro y hoy hay una heladería, llega hasta la cornisa del Cabildo y por ella hasta el reloj, todo a la vista del público. En cuestión de segundos le dio una vuelta a la aguja que marcaba la hora y la puso sobre el número 4, lo que indicaba que era la hora 16 y que las elecciones finalizaban. Entonces, haciendo estallar una bomba se daba por terminada la votación. Todos los papeles se llevaban al Palacio Municipal para contar los votos, mientras que en las afueras se originaban protestas por parte de los que no pudieron votar.

La masacre en el atrio de la Iglesia. Primera parte: Cómo se votaba.

La Iglesia Catedral Nuestra Señora de las Mercedes, en la actualidad
Foto extraída de www.arteyfotografia.com.ar

José Evaristo Uriburu estaba en su último año como primer mandatario de la Nación. El 27 de marzo de 1898 se realizaron las elecciones presidenciales que ganó Julio Argentino Roca, quien asumió el 12 de octubre de ese año. En Mercedes era intendente José Prando, quien ejerció ese cargo entre el 1 de enero de 1897 y el 31 de diciembre de 1898.
En aquél momento y hasta la instauración de la Ley Sáenz Peña, las elecciones se celebraban en los atrios de las Iglesias. Los votantes debían formar filas de acuerdo al partido político al que iban a votar y el comicio estaba manejado por un Presidente que, al ser designado por el Gobierno, era oficialista. Este funcionario determinaba qué fila comenzaba votando. Naturalmente decidía que empezaran sufragando los que pensaban ideológicamente igual que él y el tiempo que tardaran en votar lo establecía de acuerdo a su conveniencia: cuando las filas en las que se encontraban los votantes opositores empezaban a exaltarse, éste indicaba que empezaran a elegir su voto.
Si con el correr de la tarde, el Presidente del acto electoral veía que había chances de perder porque las filas opositoras eran más largas que las oficialistas, podían ocurrir tres cosas: 1) Se intentaba persuadir a los votantes (una especie de compra del voto) y si este aceptaba, se cambiaba de fila; 2) el comicio se tornaba lento a través de la creación de inconvenientes, excusas y fallas, para que la hora de cierre llegara y los opositores no pudieran votar y 3) en un extremo recurso, se adelantaba una hora el reloj del Cabildo, que era el que regía la hora. Entonces, en un segundo, se movían las agujas de las 3 de la tarde a las 4, hora de clausura de la votación. Casualmente, en la fila oficialista no había nadie para votar y las opositoras desbordaban de gente.
Ese 27 de marzo comenzó cargado de presagios: la policía llegó al Atrio a pie y a caballo, con armas cortas y largas. Los guardianes de la cárcel también se hicieron presentes con sus fusiles y el Comisario Coronel no faltó a la cita con su arma. Los civiles también llegaban armados. El clima es de una violencia verbal inusitada. A las 8 y 15 de la mañana llegan los Fiscales de mesa, conocidos en esa época como Estructuradotes.
En los balcones del Cabildo, hoy Municipalidad, hay gente armada y uniformada, como también en el Atrio, lo que da a entender cómo estaban preparados los mitristas (oficialismo) ese día. Los elementos de los partidos opositores se encontraban sobre La Recova, en diagonal a la Iglesia y otros ocultos en la esquina de 22 y 29, donde está el actual edificio Apolo, donde funcionaba el almacén de Don Federico Ghiraldo, padre del escritor anarquista Alberto Ghiraldo, nacido en ese lugar.

La primera Iglesia de Mercedes, en 1761

La compañía La Valerosa arribó el 25 de junio de 1752 a lo que hoy es la ciudad de Mercedes con el fin de parar a los indios que se venían en contra de Buenos Aires. El primer asentamiento lo tuvo en las inmediaciones de donde hoy está la plaza San Luis, en la manzana rodeada por las calles 24 y 22, 15 y 13, aunque el fuerte lo construyeron unas 6 cuadras hacia el oeste, donde hoy está la Municipalidad, en 29 entre 24 y 26.
Con el tiempo, le necesidad religiosa generó la creación de una capilla. Esto ocurrió 9 años después de la fundación del Fuerte Guardia de Luxán, en 1761, por iniciativa del Padre Hilario Pavón, primer sacerdote que llegó a la zona.
La capilla se construyó en la misma manzana en la que ahora está la Iglesia Catedral Nuestra Señora de las Mercedes (calles 24, 27, 22 y Avenida 29), pero exactamente en la esquina de 24 y 27 y su frente miraba a lo que hoy es la plaza San Martín, como actualmente ocurre.
De la primera capillita se conoce que tenía un frente de 6 metros de ancho por 12 de largo y, a la entrada por calle 24, se le sumaba otra que daba a un baldío y miraba hacia calle 22. Detrás del altar el cura tenía su dormitorio en donde había un catre a tijera (cama ligera hecha con un lienzo de yute o lona sujeto a un armazón de madera y plegable a lo largo) que en algunas oportunidades era sacado al sol en el baldío lindante a la Iglesia. Para 1840 ese baldío fue ocupado por una pulpería que como anexo tenía un reñidero de gallos.
Entonces, luego de construida la primera Iglesia y de haber pasado el ataque indio de 1780, el escenario de lo que ahora es el actual centro de Mercedes era el siguiente: la Plaza, en el mismo lugar donde ahora se encuentra la San Martín; al este, donde ahora está el Teatro Julio C. Gioscio, el cementerio, creado luego del último malón, donde había enterrados unos 150 vecinos; al oeste, el Fuerte de la Guardia de Luján (actualmente el edificio municipal), al sur, la Capilla y al norte había una manzana con varios ranchos, el más grande ellos, ubicado en la actual confitería El Cabildo y en ese momento era una pulpería con varios ambientes.


viernes, 30 de octubre de 2009

Las prostitutas, una vez por semana

El día que las mujeres que trabajan en las casas de tolerancia tenían libre debían aprovecharlo para ir desde el Barrio del Sapo hacia el centro de Mercedes para realizarse el examen médico semanal de carácter obligatorio. De lo contrario, no podían trabajar porque si se realizaba una inspección y las muchachas no estaban al día, la dueña del burdel era multada. Entonces, los que concurrían tenían la seguridad de no contagiarse enfermedades.
A las prostitutas, en su día libre, se les permitía estar en el centro de la ciudad hasta determinada hora y debían transitar en coche manejados por choferes. Ser cochero de estos vehículos era un trabajo muy deseado por los hombres porque esas mujeres recompensaban muy bien lo que ellos hacían con propinas que iban más allá del dinero.
Eran pocas las amas de casa que entraban a un negocio cuando una prostituta estaba comprando, aunque algunas accedían para poder curiosear cómo vestían las acompañantes de la soledad de los hombres y ver su comportamiento.
El vestuario de esas mujeres era un tanto excéntrico: refinado maquillaje que empleaban con desparpajo; medias caladas aborrecidas por las señoras de la época; siempre estaban de minifalda, haciendo escandalizar a las matronas por la desfachatez que se mostraba, ya que ellas, en la década del veinte, usaban ropa que llegaba hasta los tobillos. Por último, el perfume que usaban era de una fragancia muy fuerte, que superaba a la de los tilos que dan sombra a la ciudad.
Las amas de casa pretendían que sus hijos no conozcan el Barrio del Sapo porque decían que era un antro de corrupción, pero los adolescentes solían escaparse en busca de los prostíbulos o de las novias que tenían y que vivían ahí.
Los más jóvenes buscaban los ranchos para bailar y divertirse ya que, por sus edades, tenían prohibida la entrada a los burdeles. Ellos eran bien vistos en esos lugares, más si iban acompañados de yerba y azúcar. Con los primeros minutos de la madrugada, los muchachos regresaban a sus casas ubicadas en el centro de la ciudad sin hacer ruido alguno, porque este tipo de juergas eran mal vistas y no debían trascender en el ámbito familiar, debido a que si se conocía lo ocurrido, podía acaecer un desastre social dentro de esos hogares enchapados en reglas fijas, donde la línea de convivencia era incorruptible.

El burdel grande y el chico

Las calles del Barrio del Sapo eran de tierra y sus manzanas estaban rodeadas de zanjas, siempre con agua, ya que era el volcadero obligado de las aguas servidas y porque, en general, sus letrinas eran construidas con pozos de poca profundidad. Había un predominio de ranchos y las pocas casas de material eran, en su mayoría, de construcción precaria.
En los años ´20, se erigieron en el barrio dos edificios de ladrillos de muy buena factura, tal es así que casi 100 años después, permanecen en pié. Uno de ellos está ubicado en la Avenida 47 entre 12 y 14 y hoy en día conserva rastros de su antigua fachada. A este se lo denominó “chico” y contaba con un pequeño hall que lo hacía más familiar. Su concurrencia en general era más selectiva, porque la Patrona en muchas ocasiones impedía la entrada a ciertos personajes que no eran de su agrado o a la gente camorrera.
El otro edificio estaba en la calle 20 entre 47 y 49 y junto con el anterior, eran los únicos dos inmuebles destinados para prostíbulos y eran los oficiales de la ciudad en esos años.
El de la calle 20 tenía un enorme galpón que alrededor poseía habitaciones pequeñas, con su correspondiente baño y con una cama, generalmente de plaza y media. Cada cuarto tenía una puerta que daba a un gran hall, en donde los concurrentes se ubicaban. Eran tantas aberturas que daban a ese patio interno que era imposible poner sillas y sillones, por lo que, los concurrentes, esperaban parados. Cerca de la entrada había un pequeño bar donde se servían bebidas y en un palco alto una persona manejaba una vitrola para emitir música. Algunos solían bailar, pero eran los menos. Este edificio tenía un nombre particular: El Quilombo Grande.

Las casas de tolerancia

El Barrio del Sapo era un territorio de la ciudad que tenía burdeles que eran visitados por los habitantes de esa zona y, aunque no lo querían reconocer, los que vivían en el centro de Mercedes, también los frecuentaban.
Un personaje típico de esos lugares era el cafishio, quien solía vestir con saco negro, camisa blanca, pañuelo de igual color y pantalón a raya. El brillo de sus zapatos charolados, junto con las polainas de paño en invierno y el infaltable sombrero negro de ala baja que tapaba los ojos, sumado al infaltable cuchillo y revólver, daban la sensación de estar frente a alguien de mucho poder.
Ellos eran los encargados de hacer trabajar a las muchachas pero también de cuidarlas cuando algún impertinente las acosaba. Su forma de actuar era apaciguando al provocador en forma cordial pero, si no lo lograban, entonces hacían uso de las armas que portaban en su cintura. Además, se sentían supremos ante el resto de la gente debido a que eran asiduos concurrentes a los prostíbulos donde a través del juego y las mujeres dilapidaban su dinero. A pesar de ello y de vivir en una sociedad aristocrática como la mercedina, no sentían impedimento alguno para concurrir a los comercios del centro, cualquiera fuera el rubro.
Para que las mujeres pudieran trabajar de la prostitución en Mercedes, debían anotarse en la Municipalidad, en una oficina en la que debían registrar su verdadero nombre y apellido y a la que le sumaban una fotografía de cuerpo entero. Por su condición, este trámite lo debían hacer en el único día libre que tenían en la semana y en el cual podían ir al centro de la ciudad.

El desvío de 25 y 36


La calle 25, en su intersección con la 36, cambia visiblemente su trayecto. En 1830, en esa esquina, la decisión de no derrumbar una pulpería produjo este accidente geográfico.

El actual trazado de la ciudad de Mercedes es el mismo que se diseñó en 1830. En aquél entonces, el Gobierno nacional mando al agrimensor Raymundo Prat a levantar el plano y traza de lo que en aquél momento se denominaba Guardia de Luján con el detalle de que esto se realizó muy tarde: Mercedes ya tenía 78 años de vida, al haber sido fundada en 1752 cuando arribó a esas tierras la compañía La Valerosa para frenar a los indios de sus ataques a Buenos Aires.
Ya en 1830 lo que hoy es Avenida 29 era ancha desde 16 hacia 40, angosta de 16 a 6 y nuevamente ancha de 6 a 2. Lo mismo ocurrió con la calle 16, que de 17 a 29 es ancha, mientras que de 17 a 1 y de 29 en adelante es angosta.
Para entender cómo se realizó el trazado hay que saber que lo que hoy es la Municipalidad, en esos años era el Fuerte, por lo que, la ciudad empezaba ahí y las casas estaban en el sector comprendido entre la 29 y la 17 y entre la 40 y la 16, de esta manera, esa zona de la ciudad conforma un rectángulo perfecto.
En ese espacio, las calles están diseñadas a la perfección: las impares cruzan de este a oeste la ciudad y las pares de norte a sur y no hay ninguna diagonal. Recién la primera nace en la 29 y 42 y se la conoció años después como República de Chile y en la actualidad, Héroes de Malvinas.
Dentro de ese rectángulo perfecto hay una falla. La calle 25 nace en las vías del Ferrocarril San Martín (calle 10) y se prolonga de sur a norte hasta chocar con las vías del Ferrocarril Belgrano (Avenida 40). Pero en la calle 36 hay que desviar hacia la izquierda. De lo contrario, se choca una pared.
Según el historiador Raúl Ortelli, en su libro “La sangre en las esquinas y romances de la Guardia”, Prat, al trazar la ciudad, notó el problema y quiso corregirlo, pero resulta que en esa esquina se encontraba una pulpería de un amigo o protegido de un caudillo del pueblo, y el rancho quedó como estaba. Luego, en 1870 se cerró y quedó como construcción de ladrillos hasta 1942, año en que se la derrumbó y quedó un baldío, hasta que para la década de 1960 se le construyó el tapial que hoy recibe permanentes carteles y pintadas proselitistas.
En el primer plano realizado por Prat, en 1830, se advierten doce manzanas contando de este a oeste y 13 de norte a sur y en ese mapa, donde está ubicada la Plaza Mayor (hoy San Martín), el agrimensor escribió: “Fuerte arruinado, destinado para oficinas públicas”, y ahí yace la Municipalidad.

jueves, 15 de octubre de 2009

Alguna vez, un mercedino en un Argentina – Uruguay

Lucas Biglia salió campeón del Mundial Sub 20 que se jugó en Holanda en 2005


El 14 de octubre de 2009 quedará en la historia del fútbol argentino por ser el día en que la Selección argentina clasificó de manera agónica para el Mundial de Sudáfrica 2010 luego de ganarle 1 a 0 a Uruguay con gol de Mario Bolatti en un partido que, de acuerdo al fútbol que se vio por parte de ambos equipos, no será muy recordado.
La trascendencia que tuvo este partido sirvió para investigar sobre si algún mercedino pudo participar de un encuentro de fútbol entre estos dos países y el dato es cercano: el 30 de enero de 2005 Lucas Biglia se convirtió en el único futbolista nacido en Mercedes en jugar un Argentina – Uruguay y fue por la tercera fecha del hexagonal final del Sudamericano Sub 20 que terminó clasificando a la Selección al Mundial, para luego salir campeón, que se jugó entre junio y julio de ese año en Holanda
El resultado final fue 0 a 0 y se jugó en el estadio Hernán Ramírez de la ciudad de Pereira y Argentina formó con Oscar Ustari; David Abraham, Ezequiel Garay, Julio Barroso; Pablo Zabaleta, Juan Manuel Torres; Lionel Messi, Marcelo Bravo (60´ Ezequiel Lavezzi); Neri Cardozo (77´ Pablo Barrientos) y Hernán Peirone (80´ Federico Almerares). El DT de Argentina fue Hugo Tocalli.
Este empate complicó la clasificación de Argentina al Mundial a pesar de hasta ese momento haber cosechado una victoria por 2 a 1 en la primera fecha contra Brasil y un empate en la segunda por 1 a 1 con Colombia, por lo que, de no obtener resultados positivos en los dos partidos siguientes, peligraba quedar afuera del torneo a disputarse en Holanda. Finalmente, obtuvo un empate 1 a 1 en la cuarta fecha frente a Chile y en la quinta venció a Venezuela 1 a 0.
El partido fue aburrido como todo cero a cero. Cerca de los 20 minutos, Peirone desperdició un disparo desde la media luna que se fue por encima del travesaño del arco de Fernando Muslera y a los 40 marró un cabezazo luego de un desborde de Messi por derecha.
En el segundo tiempo, el actual volante del Porto, Cristian Rodríguez, tiró desde la derecha un centro al área, pero Juan Albín no pudo conectar con su cabeza ante la salida de Ustari.
Cerrados los arcos, el brasileño Heber Lopes finalizó el cotejo y le puso punto final a la historia que escribió un mercedino en la Selección Nacional.
Argentina clasificó 3º con 9 puntos, detrás de Colombia (13) y Brasil (9). Cuarto finalizó Chile con 5 y quedaron eliminados Uruguay con 5 y Venezuela con cero unidades.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Próximas entregas...

Si te interesaron estas historias de la ciudad, en pocos días sabrás cuáles fueron los dos burdeles oficiales que tenía Mercedes en el siglo XIX, Qué hacían las prostitutas en su único día libre, y por qué en la esquina de la 25 y 36 hay que desviarse para no chocar contra el baldío que hace mas de 30 años que está ahi.

Espero que hayas disfrutado de estas pequeñas historias que ayudaron a hacer grande a Mercedes!!!

El barrio de las epidemias

Siempre se lo tildó de baja categoría social al Barrio del Sapo por parte de la gente pudiente del centro. Esta barriada siempre fue de mucha población, pero las epidemias que sufrió en la segunda mitad del siglo XIX hizo bajar notablemente la cantidad de vecinos en la zona.
Entre 1868 y 1895 la vecindad fue azotada por el cólera, la fiebre amarilla y la viruela. Con respecto a esta última, las personas que habían tenido la suerte de sobrevivir les quedaba la cara marcada con pequeños pocitos y les daba un aspecto especial y el cuerpo de quien la sufría con el tiempo acusaba su paso.
Según el médico pediatra Dr. Ignacio Garcerón, los que tuvieron viruela en esa época quedaban como si hubieran tenido acné necrótico, que deja huellas indelebles en pequeñas zonas de la cara y en todo el cuerpo.
Todo tipo de peste que existió se hizo presente en el Barrio del Sapo. La falta de higiene y de información sobre las enfermedades hacían que el contagio se produzca con más fuerza que en el barrio del centro, por ejemplo. Un ejemplo es el de la vacunación antivariólica, que los residentes de esa zona de la ciudad eran reacios a hacérsela por más que fuera gratuita. Otro de los factores que eran determinantes a la hora de las infecciones eran los brocales de agua potable, cuya profundidad en la mayoría de los casos no sobrepasaba la primera napa, siendo éste el principal vehículo de contaminación.
Las letrinas dejaban mucho que desear. La mayoría estaban mal construidas. Además, el descuido en la manipulación del agua que era arrojada a las zanjas que rodeaban a las viviendas ayudaba mucho a contraer pestes.
Finalmente, la municipalidad en 1895 ante la epidemia del cólera, como primera medida tapó los pozos que no reuniesen las condiciones necesarias de seguridad.

En el Nombre del Sapo...

De acuerdo a lo que menciona en sus libros el escritor mercedino Raúl Ortelli, al barrio que estaba en la periferia de la ciudad se lo empezó a denominar “del Sapo” a partir de 1858 luego de una peste con la forma de un "sarpullido" grueso, extraño y molesto y la curandera Doña Zoila Palleros curaba colgando a los enfermos sapos muertos en el cuello o cintura. Desde años anteriores se lo intentó llamar “Ciudad Nueva”, pero este nombre no prosperó.
Los datos más certeros indican que esto volvió a ocurrir en 1867. Los informes indican que fue entrada la primavera o ya en el verano, pero no hay un mes exacto.
Otra vez los habitantes del barrio empezaron a tener “sarpullidos”, como lo denominaron en ese entonces, que duraban quince días aproximadamente. La cantidad de infectados fue muy alta y la población, a medida que pasaba el tiempo, comenzó a impacientarse dado el desconocimiento de los médicos sobre lo que estaba ocurriendo y por el pánico que se le tenía a la viruela.
Como los médicos no encontraban remedio al asunto, se decidió consultar otra vez a doña Zoila Palleros, una curandera de gran prestigio en la zona y pueblos aledaños que ordenó que el que tenía la picazón se colgase un sapo del cuello o de la cintura, pero anunciando que en el primer lugar era más efectivo. Con el tiempo, era tal la cantidad de vecinos del barrio con sapos colgados que pasó a ser un espectáculo para la gente del centro de la ciudad y, de a poco, la curiosidad generó para estos un paseo obligatorio por “el barrio de los sapos”.
El sapo, en épocas muy lejanas, fue considerado como un elemento muy valioso de curación de múltiples males. En la actualidad, en algunas regiones todavía se lo utiliza en diversas terapias, como por ejemplo en Entre Ríos, donde en la ciudad de Victoria se pasa el vientre del anfibio por donde esté la dolencia y luego se lo arroja hacia atrás.
Luego de pasados varios meses se pudo determinar que ese sarpullido molesto, que se generaba en la región lumbar y que agredía la piel e invadía en forma acelerada todo el cuerpo, atacando a niños, jóvenes y adultos era varicela. Los médicos, de haber conocido e informado a tiempo sobre la benignidad de esta enfermedad, hubieran hecho que el barrio hubiera sido conocido por otro nombre.
El tiempo siguió su curso y la epidemia de la varicela de a poco fue declinando, pero ese sector alejado del centro de la ciudad tomó una identidad propia que, aunque hoy se lo denomine barrio Roberto J. Payró, a pesar de que el escritor y periodista haya nacido en el sector opuesto de Mercedes.

El Barrio del Sapo y el Almacén de García

Así está ahora la esquina de 39 y 18 donde estaba el Almacén de García.

La zona comprendida por las calles 37 a 47 y 12 a 22 se la conoció como Barrio del Sapo y fue un sector de Mercedes que dejó un rico y variado historial a pesar de haber sido siempre resistido por la población de la gente del centro de la ciudad, que pretendió tenerlo lejos de sus tertulias porque se creía una casta aristocrática. Según algunas crónicas, este barrio inicialmente iba desde la 35 a la 47 y de la 24 a la 12.
Aunque a los residentes de ese sector de Mercedes se los catalogaba de dudosa moralidad, se caracterizó por tener vecinos de humildes condiciones económicas, pero los que más llamaban la atención y se hacían ver eran los proxenetas, los cuchilleros y los vagos.
Cuando los vecinos del Barrio del Sapo llegaban al centro de la ciudad eran considerados intrusos, entonces, se apelaba a cualquier medio para que interviniese la policía y se los hiciese retornar a su sector. Alegaban que se sentían incómodos con su presencia, pero lo que en realidad sucedía era que temían que perturbasen la quietud y tranquilidad de la población, ya que era moneda corriente una pelea entre vecinos del barrio sin mediar lugar para dirimirla. Solían ocurrir en la plaza San Martín, atestada de gente, en donde se escuchaba el silbar de las balas y el consecuente desbande de gente. No hay que negar que entre los vecinos del centro también solucionaban problemas con armas de fuego y sin fijarse a quienes tenían cerca.
Otro tipo de peleas solían surgir cuando la policía los intentaba cachear y los que venían del otro lado de la ciudad se querían resistir y se entablaba una reyerta.
Era un barrio densamente poblado, producto de la inmigración de la gente forastera, que en su mayoría buscaba refugio huyendo de la policía por diferentes delitos que habían cometido en otras zonas y esperaban pacientemente que el caudillo les solucionara el inconveniente.
Los curanderos y los médicos también estaban en el barrio, lo que muestra que, junto con las prostitutas, los cafishios y los trabajadores, más las amas de casa y los jóvenes, formaban una sociedad heterogénea y multiforme, pero que mantenían dentro de su cofradía una cohesión y respeto mutuo: había leyes no escritas que se acataban silenciosamente y que se iban imponiendo a través del tiempo para que la barriada mantuviera su orden. El “no se nada” era la ley primera y así se defendía la paz, la armonía y la cordialidad del lugar. En El Barrio del Sapo todos tenían la seguridad de que su presencia no sería delatada.
La sociedad que vivía en el centro pretendió ignorarlos siempre. En las tertulias no se mencionaba lo que ocurría en la zona humilde para que los jóvenes no escuchasen y de esa manera, evitar la tentación de conocerla. Pero los muchachos, a la larga, terminaban enterándose de lo que ocurría.
A pesar de estar mal vista, era una población pujante que, con el tiempo, copó el centro, porque este necesitaba la mano de obra que brindaba el barrio. Los hombres más precavidos, sabiendo que podían ser molestados por la policía, se desplazaban en parejas para tener una mejor posibilidad de defenderse.
En el barrio solo había boliches. Los negocios para comprar cosas estaban en el centro. Estos lugares sólo daban de comer, aunque se especializaban en el rubro bebidas. Uno de los primeros almacenes de ramos generales fue el de Enrique García. Este negocio se inició en 1905 y tenía un excelente surtido en mercadería. Funcionaba en la esquina de 39 y 18, donde antes estuvo la Escuela Nº3. El almacén cerró en 2000 al fallecer su sobrino Adolfo, que lo conservó como en sus inicios. Lamentablemente, la esquina fue vendida y demolida.

lunes, 12 de octubre de 2009

Bienvenida, Bienvenido.

Cuentos de un Cuarto de Milenio es la recopilación de historias ocurridas en la ciudad de Mercedes que hacen a la tradición de una sociedad que lleva más de 250 años de vida. Durante tanto tiempo, este territorio ha vivido acumulando experiencias que lo llegaron a catapultar a un plano tan importante para el país, que en 1868 estuvo a punto de ser capital de la provincia de Buenos Aires, hasta que finalmente se construyó la ciudad de La Plata.
Durante sus primeros 150 años de vida, Mercedes fue pujante. La denominaban “La Perla del Oeste”, pero luego arribó a una meseta propia de tanto progreso y a partir de la segunda mitad del siglo XX declinó su posicionamiento con respecto a sus pares de la provincia.
A través de relatos, se contará la historia. Esa historia que se confeccionó a través de mitos, leyendas, creencias y tradiciones; que fue elegida por los más importantes personajes de la política nacional y aquéllos que ayudaron a nacer a la Nación para descansar un fin de semana y en algún caso nefasto, para nacer.
Mercedes no es sólo la ciudad que en 1752 nació como fuerte Guardia de Luxán para poder parar los malones que se venían contra Buenos Aires. Es también ese lugar que con el tiempo tejió historias de todo tipo, como el barrio de Los Sapos, Del Tambor y La Amistad; que tuvo crímenes que los jueces resolvieron en menos de 24 horas dejando libre a los asesinos o en donde los médicos enviaban a sus pacientes a las curanderas para que se quiten los males. Es una ciudad donde el cuchillo solucionaba los problemas entre las personas y la que el bandido Juan Moreira recorría cuando escapaba de la policía.
Alguna vez tuvo una primera calle empedrada y también su primer colectivo, pensado para llevar a los presidentes o gobernadores que iban a descansar a la ciudad, como fue el caso de Bartolomé Mitre, de Domingo Faustino Sarmiento o de Juan Manuel de Rosas.
Y las historias para descubrir son innumerables, como el peaje del puente “3 de marzo”, en el que el que iba a lomo de yegua pagaba un canon por cruzarlo, pero el que montaba un caballo no, ó, por ejemplo, la sanción del primer aguinaldo (según los datos recolectados por historiadores hasta el momento) en el mundo.
La provincia de Buenos Aires se destacó por tener pulperías a las que los gauchos asistían. Mercedes tiene la última de la zona, y en ella, otra gran cantidad de historias hay detrás de las paredes de barro que aún hoy la sostienen.
El deporte siempre fue importante para la ciudad. En básquet, en la década del 40, la mayoría de los jugadores del seleccionado de la provincia de Buenos Aires fueron del Club Quilmes de Mercedes, quienes lograron salir campeones nacionales. En fútbol, el Club Mercedes tuvo dos oportunidades, en 1985 y 1994, de ascender a la segunda división del fútbol argentino. En el plano individual, muchos fueron los deportistas que llegaron a la elite, como Fernando Moner, Felix “Cacho” Respuela, Lucas Biglia o Adolfo “Gurí” Perazzo, pasando por París Giannini y Daniel Urrutia.
La riqueza de la ciudad y de tantos personajes hace que se generen constantemente historias, que serán inmortalizadas a partir de este portal.