miércoles, 16 de diciembre de 2009

Disco Orfeón: La mitología sale a bailar viernes y sábados por la noche. Parte II. Se necesita un teatro.


Casi 130 años después de haberse creado el edificio del Teatro Orfeón, vuelve a abrir sus puertas con ese nombre, con otro destino, pero con el fin de entretener a la comunidad.

Cuenta Roberto Tamagno en su libro Del viejo Mercedes que la batalla de Pavón de 1861 produjo un gran crecimiento en la Villa de Mercedes (en 1865 es declarada ciudad) y, entre otras, surge la necesidad de crear un tablado, un teatro.
El 28 de noviembre de 1861 la Honorable Corporación Municipal consideró la solicitud de construir un terreno para construir un teatro por una sociedad anónima y acordó “que esté lleno el número de accionistas y se les extienda la respectiva escritura de propiedad de un solar ubicado a tres cuadras al Nord-Oeste de la plaza principal, compuesto de cincuenta varas de frente por cuarenta de fondo”.
Clodomiro Villafañe fue el encargado de llevar adelante la construcción del teatro y lo logró con creces, a pesar de que todos esperaban su fracaso. Un armazón de madera con revestimiento de zinc fue el primer escenario. La flamante morada artística se encontraba en 28 (llamada Del Pilar en ese entonces) entre 31 (San Isidro) y 33 (Chivilcoy) y se inauguró la noche del 9 de julio de 1862.
La concurrencia fue extraordinaria, la temporada se cubrió con creces. El aspecto externo mostraba una precariedad que hoy sería imposible de habilitar: un gran galpón de zinc, decorado con gallardetes y banderas que demostraban que su destino no era el de almacenar frutos. La iluminación era muy precaria, lograda con candiles de aceite y velas de sebo que producían un olor poco agradable.
La platea estaba repleta de concurrencia masculina y en los palcos, hechos de tirantillos y cubiertos con lienzos azules y blancos, tomaban posiciones las matronas y sus niñas, con amplio escote y brazos descubiertos.

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