viernes, 27 de noviembre de 2009

El velorio del angelito, La Alegría del barrio. Primera parte. ¿Qué es?

Fueron famosos los fantasmas y las viudas que aparecieron en el barrio La Alegría (ubicado en el rectángulo de calles 34 a 44 y 33 a 45) que asustaban a los mercedinos que andaban de noche por esa zona de la ciudad, en especial, en las manzanas comprendidas por las calles 39 y 41, 34 y 44. Estas historias ocurrieron en las primeras dos décadas del siglo XX hasta que el comisario Díaz Casado decidió desterrarlas para siempre prohibiéndolas porque eran fiestas de mal gusto.
El velorio del angelito es una reunión danzante que acostumbran realizar durante toda una noche, los padres de una criatura fallecida, toda vez que ella no fuese mayor de 10 años, en algunos lugares es menos, ya que hasta esa edad, la víctima es considerada inocente y libre de todo pecado. La creencia indica que el espíritu del niño ingresa al coro celestial y este es un motivo de regocijo para los padres que festejan el hecho con la reunión.
El cadáver se deposita sobre una mesa, que hace las veces de capilla ardiente, excesivamente alumbrado con velas de cera o cebo, previamente adornado con flores naturales o artificiales de múltiples colores. El techo de la vivienda, en la parte que cubre la ornamentación, es revestido con una sábana blanca a manera de cielo-raso, cubierto con pequeñas estrellitas hechas en papel dorado o plateado.
La encargada de preparar todo esto y mantener su cuidado durante la noche es la madrina del angelito. En cuanto al instrumento de música, se usa preferentemente el arpa, corriendo por cuenta del padrino la paga del servicio al igual que la bebida para invitar a los concurrentes. Como signo de despedida al ahijado, los últimos en bailar, ya al amanecer, son los padrinos y luego se dejan sentir las estrofas de la canción del angelito, motivo conmovedor en aires de alabanzas y bagualas, cantadas comúnmente por los mismos rezadores del lugar.
Al amanecer se recitan unos versos para "hacer volar al angelito" acompañados de Juegos de pirotecnia, tratando de no quemar las "alitas del angelito". La madre no debe llorar porque las mojaría y el fallecido no podrá volar para llegar al cielo.
En la actualidad está fuertemente arraigado en Santiago del Estero. El ataúd esta cubierto con un paño con flecos y a medida que van llegando a la Fiesta-Velorio en vez de expresar condolencias se acercan y hacen un nudo en alguno de los flecos del paño mientras piensa en un deseo que supuestamente "el angelito" llevará al cielo y abogará por el. En hogares muy pobres, el paño no existe y solo hay arriba de la cajita un manojo de hilos.

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