domingo, 31 de enero de 2010

CRONICAS MALVINERAS. Darwin puertas adentro. Parte II.

Escrito por Graciela Medina y basado en la experiencia vivida por su hijo Cristian Luna, quien viajó a conocer el cementerio de Darwin el 3 de octubre de 2009.

Con la emoción a flor de piel, y las islas a la vista, comenzaron los primeros llantos, que se convirtieron en uno solo generalizado, cuando el vuelo tocó tierra. Aún dentro del avión, se nombraron a los caídos, con su consiguiente ¡presente! como respuesta, hubo abrazos, voces que comenzaron a cantar el himno ya que no podrían hacerlo una vez que hubiesen bajado del avión. Luego de estos momentos tan emotivos, compartidos también con la tripulación del vuelo que no pudo abstraerse a semejante momento, comenzaron a descender y a pisar ahora sí, por fin! tierra malvinense.
El avión de LAN, quedó ubicado en el aeropuerto de Mount Pleasant (para los ingleses) allí los familiares fueron recibidos por integrantes de la Comisión de Familiares que los aguardaban, por el Vicegobernador de las islas Paul Martínez y el Jefe de las tropas inglesas en las islas. Se los acompañó hasta sus transportes, diez micros y tres combis, que los trasladaron hasta el Cementerio de Darwin.

El momento esperado.

El camino desde el aeropuerto hasta Darwin es de ripio, lo que hace que deba transitarse a baja velocidad. Un viaje de casi una hora en un transporte terrestre que para muchos de ellos fue sin duda una de las mas largas de su vida.
Allí, en medio del árido paisaje, en medio de la nada, entre dos colinas, con un fondo amarillo ocre, con 2ºC de temperatura y un viento de 40 Km/h, pudieron muchos por primera vez y otros emocionarse nuevamente al verlo encontrarse por fin con su destino, el Cementerio de Darwin, ese que desde hace 27 años guarda los restos de su ser querido, o es el símbolo de ello.
Los vehículos se detuvieron a 150 metros del lugar, y al bajar, un angosto camino blanco de piedras, los condujo hasta la entrada.
Algunos, apurando el paso en contra del viento inclemente, imaginando tal vez, lo que debieron padecer nuestros soldados durante el conflicto, otros entraron caminando lentamente buscando su tumba, o la que adoptarían como suya, y algunos se dirigieron a las placas donde el nombre de cada caído está grabado para siempre.
Ese lugar solitario, en medio de las entrañas de la Isla Soledad, fue testigo mudo de 170 historias. Solo el viento, los llantos, las plegarias podían sentirse por ellas en Malvinas, como si el tiempo se hubiese detenido, como si cada uno pretendiera dejarse rozar por ese viento frío que también tocó el rostro del ser amado, cerrando los ojos para recordar los rasgos de alguien que un día hace 27 años se fue para nunca mas volver.
Las tumbas en Darwin son 237, solo 101 tienen identificación, el resto de ellas poseen la leyenda “Soldado argentino, solo conocido por Dios” leyenda esta que fue acuñada por Inglaterra en el caso de las tumbas no reconocidas, y que la Comisión de Familiares decidió solo traducir al castellano sin modificar.
Al pie de esas tumbas, fueron muchos los duelos que comenzaron a cerrarse después de tanta espera.

CONTINUARÁ…

FOTO: Desde el avión... llegando a las Islas Malvinas.

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