Marsiglia era devoto de las plantas y sobretodo de las flores. Es por eso que los balcones de la casona tenían hermosos geranios. Sus Baños Públicos tuvieron una gran prosperidad en Mercedes hasta el fatídico 22 de enero de 1880 a las 11 de la mañana cuando un incendio terminó con todo. El calor que hizo ese día fue intenso. La crónica del diario regional La Reforma, que se imprimía en Chivilcoy y que llegaba a Mercedes, decía que el fuego se propagó “en las dos piezas de alto que dan a la calle 17 (hoy 23)”.
“Mientras esto sucedía –prosigue el diario- veinte o treinta personas, de las doscientas espectadoras de aquel suceso, se ocupaban de combatir el monstruo de fuego que agitaba las paredes” (…) “La situación se hacía cada vez más desesperante. Ruidos sordos dejáronse sentir aquella hoguera; eran los techos que empezaban a desplomarse por la falta de tirantes que los sostenían, pues estos ya eran cenizas”
Portada del diario regional La Reforma (Chivilcoy - Mercedes) del 23 de enero de 1880, día posterior al incendio.
En poco más de 1 hora ardió toda la casona, “quedando en humeantes escombros”, sostenía La Reforma. “A las 12 y media y después de hacer lo humanamente posible (…) fue apagándose lentamente (…) todo quedó destruido y reducido a miserables ruinas”.
Luego del incendio, La Reforma informaba que Marsiglia y su esposa se encontraban alojados en el Hotel Laborde.
Las pérdidas, que fueron totales, se estimaron en 60 mil pesos, muchísimo dinero en ese tiempo. Entre los vecinos que acudieron a prestar ayuda estuvo el maestro Pedro B. Palacios, que luego se haría famoso con su pseudónimo “Almafuerte”. Era tanto el aprecio que la ciudad tenía por el ingenioso Marsiglia que se inició espontáneamente una colecta popular que reunió la suma necesaria para rehacer la casa y baños.
Se formó una comisión para apoyo a don Gabriel que estaba conformada por Ubaldo Romero, José C. Soto, Camilo Salomone, Clodomiro Villafañe, Nicanor Baliero y Camilo Meneses y, con el tiempo y los 30 mil pesos juntados, la familia salió adelante.
Raúl Ortelli relata que “entre las historias que se quemaron en el incendio, queda la del General Ignacio Rivas, derrotado en la Batalla de La Verde y a raíz de ello, alojado como preso en el Cabildo de Mercedes, tenía concedido para acudir a lo de Marsiglia, lo mismo que otros de sus compañeros de cautiverio. El famoso comandante Mena, que en determinado momento consigue apoderarse de ese formidable bastión que era la Cárcel, que luego le es arrebatada, al ser puesto en libertad, concurre también a los baños y allí el dueño de casa, que le atiende personalmente y algún empleado, no ocultan su asombro, pues aquél legendario y corajudo comandante tenía el cuerpo “cuajado” de cicatrices. Mena contó entonces que eran las consecuencias de haber intervenido en más de treinta entreveros.
Cerrados estos baños y clausuradas las otras actividades de Don Gabriel, allí abrió una sastrería de lujo el Sr. Gentile, hijo político de aquél. Después vinieron otros negocios hasta que luego ocupó ese terreno la Dirección de Telecomunicaciones, luego Telefónica de Argentina.
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