domingo, 9 de mayo de 2010

La Cancha de Arrillaga: Pelota a Paleta, amigos y reunión social.


Así era la esquina de 29 y 18 en Mercedes. En la actualidad, se encuentra el Supermercado Disco. Hace más de 100 años, se jugaba pelota paleta.


En los primeros años del Siglo XX en Argentina se estilaba jugar pelota vasca, pero en la modalidad nacional se lo llamaba pelota paleta. Este deporte se comenzó a jugar en Francia en el Siglo XIII y rápidamente fue apropiado por el País Vasco, en la zona Norte de España. La pelota que se suele usar en el país europeo es de madera, con varias capas de látex y una final de cuero, mientras que la modalidad argentina es, generalmente, una pelota de caucho.
Una de las ciudades en la que más se practicaba este deporte en Argentina fue Mercedes. La esquina de 29 y 18 tuvo dos canchas y se conocieron como “Las canchas de Arrillaga”. Una de ellas era cerrada y daba a la calle 18, la otra, abierta y miraba hacia la 29. En la esquina, como dentro de un ángulo, entre cancha y cancha, estaba el negocio, despacho de bebidas y almacén, que se comunicaba con ambos frontones.
Entre el público se advertían todos los matices políticos, no se hacía ningún tipo de partidismo y el respeto era mutuo. Concurrían muchos forasteros y varios pelotaris (así se lo llaman en el País Vasco a los que juegan pelota vasca) que venían de Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Junín y cientos de lugares, lo que demostraba la importancia de la ciudad a nivel nacional en este deporte. La fama de estas canchas llegaba hasta Uruguay.
Ese sitio fue muy concurrido durante años y la excusa era jugar un partido de pelota a paleta, distenderse, tomar algo en el bar, charlar sobre los temas de la ciudad y luego volver a su casa. En la actualidad, esa esquina sigue siendo de las más concurridas de la ciudad, ya que desde hace décadas ha sido ocupada por diferentes marcas de supermercados.
En esa esquina se jugaron partidos memorables. Para esos días, la ciudad se vestía de fiesta con caballos ensillados, carruajes tirados por una o dos yuntas y sulkys.
Como canchero de la cerrada actuó durante años el “Mono” Alanís, personaje destacado y querido en aquél entonces. En la abierta trabajó muchos años Don Pedro Funes, un hombre serio y de pocas palabras.
Esta esquina fue símbolo del conservadurismo mercedino del 1900 y fue un hito en la historia de la ciudad donde se solían discutir los problemas del pueblo.
En 1915 este sitio de deportes y multitudes se clausuró para pasar a ser la fábrica de mosaicos de Hugo Marzoratti, que años más tarde sería cerrada por un voraz incendio.

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