martes, 31 de agosto de 2010

1962, el año de los seis intendentes. Tercera parte: Elías Carlos Bracco, el Comisionado que renunció el día que lo nombraron, pero se fue 1 mes después.

La edición del domingo 29 de julio de 1962 del diario El Oeste anuncia que Muscagorry ya se hizo cargo de la intendencia. La nota, que habla sobre su discurso, dice que Muscagorry no aceptó ser Comisionado hasta no hablar con el Ministro de Obras Públicas de la provincia, el mercedino Ingeniero Petriz y “comprometer su especial esfuerzo para los caminos de esta ciudad” y que “no pediría puestos sino obras necesarias al progreso”.
El 27 de septiembre, Muscagorry presenta su renuncia como Comisionado de Mercedes ya que el interventor federal de la provincia, Ceferino Merbilhaá presentó su dimisión al cargo. En su telegrama, Muscagorry dice “Gobernó Ud. la provincia con visión de Patria. Me honré colaborando como Comisionado Municipal de este partido en su gestión inteligente y austera. Hoy que se aleja de la función pública, renuncio por este despacho la que yo desempeño”.
El 26 de octubre, el ex interventor Merbilhaá aceptó la renuncia de Muscagorry y por medio del Decreto Nº9052 se designó como Comisionado al Secretario General de la Comuna a Elías Carlos Bracco, quien puso en el cargo de Secretario General a Oscar Iglesias.
La particularidad de la historia política mercedina de ese año cuenta que Bracco el mismo día que fue designado presentó la renuncia. Bracco, en un telegrama presentado al Ministro de Gobierno de La Plata, ese mismo 26 de octubre redacto lo siguiente: “Designado Comisionado Municipal Interino de este partido por decreto Nº9052 presento a S.E. mi renuncia a ese cargo”.
Evidentemente los problemas que había a nivel provincial eran más importantes que la renuncia de un Comisionado puesto por decreto, por lo que no fue escuchada la renuncia y, un mes después, el 26 de noviembre, Bracco reitera el telegrama, publicado también en el diario El Oeste: “A S.E. el Señor Ministro de Gobierno – La Plata. Reitérole mi renuncia de Comisionado Municipal de este partido elevada el 26 de octubre, encareciendo su aceptación”
El 28 de noviembre la ciudad se despierta azotada por un huracán que produce graves daños en los techos de las casas, ya que por aquél entonces Mercedes tenía muchas antenas de televisión. También fueron derribados árboles añosos y hubo muchos problemas con los cortes de cables. En la zona rural, los frutos sufrieron del temporal, pero, agrega optimista el diario El Oeste del 29 de noviembre los “70 milímetros (son) beneficiosos para la ganadería y la agricultura”.
El 5 de diciembre, un día después de la renuncia de Álvaro Alsogaray como ministro de Economía de la Nación, se anuncia que a las 11 de la mañana del día siguiente será puesto en funciones nuevamente como Comisionado Municipal Alfredo Rodríguez de la Vega, por lo que Bracco dejará su cargo, que nunca quiso tener.
La edición de 7 de diciembre del diario El Oeste cuenta que el Comisionado renunciante, Elías Bracco, estuvo al frente de la municipalidad “como un acto de responsabilidad cívica” pero que “su carácter de interino y renunciante no le permitió hacer grandes obras”.
Rodríguez de la Vega estuvo al frente de la ciudad por casi un año, cuando dejó de ser Comisionado el 12 de octubre de 1963, al asumir Juan José Marín como intendente en la restaurada democracia gobernada por 3 años por Arturo Illia.

1962, el año de los seis intendentes. Segunda parte: El golpe a Frondizi y las renuncias de Bani y Rodríguez de la Vega.

Las elecciones del 18 de marzo en Mercedes son ganadas por la Unión Popular, la versión del peronismo liderado en el ámbito local por el médico cirujano Julio César Gioscio, quien con algo más de 40 años lograba su primera elección como Intendente, pero, al ser intervenida la provincia, poco importaba el resultado ya que no iba a poder asumir. La Unión Popular había arrasado en la provincia y eso hizo tomar la decisión de Frondizi de intervenirla.
Morra, quien estuvo al frente de la ciudad con el cargo de Comisionado, dejó de serlo el 1 de abril, que era el día en que se vencía la licencia de Bani. El 12, Bani es designado Comisionado mediante el Decreto Nacional 2642/62 firmado por el Ministro de Gobierno de Guido, Jorge Perazza, que dice en su artículo 2 que “los funcionarios al frente de los departamentos ejecutivos continuarán con sus cargos en carácter de Comisionados Municipales hasta tanto se designen los titulares”.
El 4 de mayo, día en que falleció el Obispo de Mercedes, Monseñor Vicente Aducci, el Comisionado Bani presenta al interventor de la provincia, Dr. Roberto Etchepareborda un telegrama en que no acepta ser Comisionado Interino de la Comuna y que tampoco le “es posible aceptar el cargo de Comisionado Titular” por razones personales y suena como reemplazante el joven concejal (cargo ocupado desde 1958) por la UCRI, Alfredo Rodríguez de la Vega.
El 12 de mayo a las 11 de la mañana Bani le entrega el mando al nuevo Comisionado Rodríguez de la Vega “con la satisfacción del deber cumplido”, diría en su discurso. Sobre el nuevo mandatario, dijo que “puede el pueblo de Mercedes, tener la seguridad de que no será defraudado”.











Roberto Etchepareborda, el interventor de la provincia que había designado a Bani como Comisionado, estuvo en ese cargo desde el 13 de abril hasta el 8 de junio, que es sucedido por Ceferino Merbilhaa. Este cambio de mando produce un renunciamiento masivo de los comisionados bonaerenses, incluso Rodríguez de la Vega y el sábado 21 de julio suena como posible reemplazante el Dr. Bautista Muscagorry, quien ya había sido Comisionado entre el 1 de mayo de 1955 y el 30 de abril de 1958.
El 24, los rumores eran certezas y se anuncia que el Decreto 4870 proclama a Muscagorry como Comisionado y que se haría cargo el 28 de julio. En esos 4 días, se hizo cargo del gobierno local el Contador Municipal Antonio Cangelosi.

1962, el año de los seis intendentes. Primera parte: Catalina de Morra, la primera de la Provincia.

Mucho movimiento tuvo el segundo año de la década del 60 desde el punto de vista político a nivel nacional, provincial y también local. Arturo Frondizi, derrocado el 29 de marzo por los militares fue sucedido por José María Guido. Con el peronismo proscripto, 11 días antes de la caída del gobierno radical se realizaron elecciones para elegir gobernador en la provincia de Buenos Aires. La fórmula peronista de Andrés Framini – Marcos Anglada ganó con 1.171.757 votos, mientras que el oficialismo de la Unión Cívica Radical Intransigente cosechó 731.877 y la UCR del Pueblo 627.094.
El peronismo también ganaba en Mercedes. Sobre 24.103 electores, la UP consiguió 8979, la UCRI 7196 y la UCRP 4976. Al día siguiente de haberse consumado las elecciones, Frondizi decide, para calmar los ánimos que aquejaban al país, intervenir las provincias de Tucumán, Chaco, Río Negro, Santiago del Estero y Buenos Aires, particularmente las gobernaciones ganadas por los seguidores del General Perón.
El país en 1962 tuvo dos presidentes, Frondizi y Guido; la provincia tuvo seis gobernadores, Oscar Alende (quien asumió en 1958 y gobernó hasta el día posterior a las elecciones, el 19 de marzo), Andrés Framini, quien ganó las elecciones pero no llegó a asumir y el general Salas Martínez, que fue ungido como interventor de la provincia luego del golpe y los Comisionados Nacionales Jorge Bermúdez Emparanza, Roberto Etchepareborda, Ceferino Merbilhaa y Félix Trigo Viera.
En Mercedes, en ese año, la intendencia tuvo 6 cambios de administradores, entre ellos, una mujer, de los cuales uno estuvo dos veces. Estos fueron Alfredo Bani, Catalina Carusso de Morra, Alfredo Jorge Rodríguez de la Vega y Elías Carlos Bracco.
El radical Alfredo Bani asumió como Intendente el 1 de mayo de 1958 y estuvo hasta el 12 de febrero de 1962, momento en que empezó a regir su licencia para poder encargarse de sus tareas proselitistas de cara a las elecciones del 18 de marzo siguiente.
Bani realizó el pedido de licencia el 3 de febrero y se trató el tema en la reunión que realizó el Honorable Concejo Deliberante el día 5. En el debate legislativo, se dispuso que a Bani lo suceda el primer concejal, Sr. Alfredo Di Siervi, pero este no acepto debido a su condición en el Comité de la UCRI, por lo que, luego de aceptada la dimisión, se le ofreció el cargo a quien correspondía en la lista, que era la Sra. Catalina Carusso de Morra, quien aceptó la designación. En esa misma reunión también se trató la pavimentación del camino al parque, la calle República de Chile.
El 12 de febrero a las 11 de la mañana se hizo cargo del municipio la Sra Carusso de Morra en el despacho del hasta ese entonces intendente Bani.


Catalina Carusso de Morra, su período al frente de la ciudad de Mercedes fue de 47 días. Fue la primera mujer intendente en la Provincia de Buenos Aires.

Cuenta la crónica del diario El Oeste que numerosas mujeres formaron parte de la entrega del mando, como así también varios concejales de diferentes partidos y funcionarios del municipio. Carusso de Morra, en ese momento, se coronaba como la primera intendente de la provincia de Buenos Aires. En su primer discurso, con profunda emoción, Morra calificó de “altísima distinción” su nuevo cargo y que la brevedad de su paso no permitirá que se encaren grandes obras en la ciudad, pidió a los concejales colaboración y anunció que no realizará cambios en el gabinete, por lo que, no habría ningún pedido de renuncia a los funcionarios de Bani.

domingo, 15 de agosto de 2010

CRÓNICAS MALVINERAS. La tierra prometida. Misa, recordación y respeto. Parte II

Escrito por Graciela Medina y basado en la experiencia vivida por su hijo Cristian Luna, quien participó en el homenaje a los caídos en octubre de 2009.

Llegado casi el mediodía se convocó a los presentes para celebrar la misa, antes de ello, quienes lo deseaban, pudieron dejar sus últimas ofrendas en el cofre empotrado en el piso, y vidriado que está ubicado delante de la escalinata de la cruz mayor, y que posteriormente fue sellado.
Los presentes comenzaron a tomar ubicación para la concelebración, aunque un pequeño grupo de familiares prefirió seguir el servicio desde las tumbas.
Cabe destacar aquí una mamá que estaba en ese momento en la tumba de su hijo. Sufrió una pequeña caída al levantarse y los presentes no se percataron inmediatamente, ya que se estaba celebrando la misa, ese fue el único momento en que dos marines británicos, ingresaron al predio para socorrerla inmediatamente, pero no fue necesario, luego de constatar que estaba bien y volvieron a su lugar fuera del perímetro.
Mientras tanto la misa culminaba, y luego de ella, se hizo un minuto de silencio por los caídos, y las autoridades de las islas que acompañaron la ceremonia, así como algunos habitantes de las islas que se acercaron al servicio con mucho respeto y se dio la orden de un toque de silencio en homenaje a los héroes caídos.

Despedirse de la Madre.

El reloj seguía marcando el camino de las horas sin detenerse. Había un avión que esperaba, pero el alma quería quedarse allí.
Todos comenzaron a acercarse a la imagen de la virgen que debía ser depositada en la ermita que durante tanto tiempo la estuvo esperando. Cada uno deseaba tocarla por última vez, rezarle una plegaria, agradecerle el haber podido llegar hasta allí, y seguramente, todos deben haber pedido poder volver.
La despedida de Omar, fue sin duda una de las más emotivas, ya que participó de cada uno de los viajes que a lo largo y ancho del continente hizo la Virgen. Él decía entre lágrimas y sollozos, ¡tanto tiempo te acompañé, para tener que dejarte aquí! Aunque obviamente, allí era ella ahora, es quien acompaña y vela el sueño eterno de nuestros héroes.
En la ermita de la Virgen de Luján, se colocaron a uno de sus costados dos floreros con flores artificiales, y a sus pies una cajita con un rosario bendito por el Papa Benedicto XVI que fue enviado desde el Vaticano para ser depositado allí. Cabe destacar que a la Comisión de Familiares llegó una nota del Nuncio Papal a quien se invitó a participar, pero lamentó no poder hacerlo, ya que el Papa hizo llegar su adhesión a la inauguración del Cenotafio.
Todos se acercaron entre lágrimas a despedir a la Madre, que los acompañó hasta allí, y deseando algún día, poder volver a rezar a sus pies.
Cuando la ermita se cerraba, y la imagen de la Virgen se veía ya solo desde un vidrio, se dieron cuenta, de que no era la única despedida que los aguardaba aquella tarde.

Continuará...

CRÓNICAS MALVINERAS. La tierra prometida. Parte I

Escrito por Graciela Medina y basado en la experiencia vivida por su hijo Cristian Luna, quien participó en el homenaje a los caídos en octubre de 2009.

Las piernas comenzaron a temblar cuando empezaron a recorrer las pequeñas callecitas que separan las tumbas del cementerio de Darwin. El sonido del llanto que el viento frío llevaba, calaba en el pecho y erizaba la piel. No existían allí diferencias, el llanto los hermanó a todos, como el dolor lo hizo 27 años atrás. Mujeres, hombres, jóvenes o mayores, todos compartían el mismo sentimiento.
Cuando las fuerzas parecían abandonar a alguno de ellos, como si lo hubiesen previsto de antemano, dirigían la mirada hacía la cruz mayor, donde la imagen de la Virgen se mantuvo hasta el último momento, como pidiéndole fuerzas para soportar aquel estremecedor momento.
Los familiares habían ocupado los lugares elegidos en la mayoría de los casos, ya que como hemos mencionado en crónicas anteriores, solo existen en el cementerio 101 de las 237 tumbas identificadas, en los demás sepulcros, se lee la frase “Soldado argentino solo conocido por Dios” y cada uno adopta una en especial de esas tumbas, y la toma como propia.
Allí comenzaron los rituales que cada uno decidió para homenajear a su ser amado. Se colocaron flores sabiendo que el viento no las dejaría demasiado tiempo allí. Se dejaron rosarios, plegarias, pero además de eso hubo pequeñas grandes historias de vida.
En el caso de Alejandra, ella había traído con mucho temor, en una bolsita, en el bolsillo de su pantalón, parte de las cenizas de su madre, que falleció en 2007, a 25 años de la gesta, y le pidió descansar junto a su hermano en Malvinas, Alejandra tenía 12 años cuando su hermano murió en la Batalla de Monte London. Cuando tomó la decisión de cumplir con el deseo de su madre, pensó en traer solo parte de sus cenizas, temiendo que estas fuesen decomisadas en la aduana y no pudiera recuperarlas, es por eso, que cuando embarcó, durante todo el tiempo las tuvo en su bolsillo.
Allí en Darwin se le comunicó a las autoridades inglesas su intención y le facilitaron sin inconvenientes los elementos para que enterrara los restos de su madre junto a los de su hermano, y pudo cumplir aquella misión que durante mucho tiempo catalogó de imposible.
Los minutos pasaban rápido. En este viaje habría menos tiempo que en el primero, ya que la compañía aérea, tenía pasajes vendidos a personas de otras nacionalidades, de lo que se desprendía que debía despegar a estricto horario.
Recorriendo el cementerio, se podía observar que cada uno, estaba totalmente compenetrado en su historia, esa que pretendía cerrar, como en el caso de Gloria, a quien su joven esposo le había dado un beso antes de partir hace 27 años, y lo primero que hizo fue inclinarse en su tumba para devolvérselo, ya que durante todos estos años, lo llevó en los labios, como ella misma comentó.
Mientras los familiares visitaban a sus seres queridos, psicólogos pertenecientes a Cascos Blancos, estaban ubicados en diferentes lugares del perímetro como había sucedido en el primer viaje, para contenerlos si lo necesitaban. Afortunadamente, como en el caso de la carpa sanitaria que el gobierno de las islas había destinado para emergencias, no fue necesario.
Durante la visita de los familiares a los sepulcros, en el sector de la cruz mayor, con la presencia de la Virgen a su lado, se terminaba de preparar el altar para la ceremonia religiosa, allí estaban el párroco de las islas Peter Norris, el Padre José Vicente Martínez Torrens (Veterano de Malvinas y Capellán durante el conflicto) y Monseñor Romanín, quien expresó entre otras cosas, que esta invitación a participar del viaje había sido para el un verdadero regalo de Dios y que se sentía feliz por estar en ese lugar tan querido para la iglesia, donde los excombatientes veneraron a la Madre de Dios y expresaron ante ella tantas veces sus necesidades, sentimientos, suplicios y esperanzas. Ellos serían los encargados de concelebrar la Santa Misa que estaba a minutos de comenzar.
Las sillas estaban dispuestas delante del altar para los familiares, en ese sector, también se encontraban ya el Gobernador, Vicegobernador y Jefe de Tropas de las islas, que un rato antes habían recorrido el cementerio saludando y brindando el pésame a muchos de los familiares.